lunes, 2 de septiembre de 2013

DIMISIÓN: La alargada SOMBRA de la SOSPECHA

Dimite el presidente de un gobierno autonómico. Entre las razones argumentadas para justificar su decisión aparece la sombra de un escándalo político-económico. Vale. En una situación así y pase lo que pase en el futuro, la dimisión es un gesto necesario y obligado de respeto hacia la ciudadanía. Es un mecanismo de higiene democrática contemplado por nuestro sistema. Debe ser así. La sombra de la sospecha, en política, deslegitima de manera automática. Sólo hay un camino, una salida: dimitir.


Otros políticos que están bajo la sombra de la sospecha podrían seguir el ejemplo; desde un desprestigiado presidente de gobierno que somete a un país al desahucio colectivo, hasta ese alcalde de pueblo que vive fabulosa y sospechosamente como un príncipe a costa del valioso dinero público, rodeado de una esperpéntica comparsa gubernamental; un alcalde y equipo carentes de carisma -prestigio ni se contempla- que despiden sin piedad a trabajadores honrados que no piensan como ellos; un alcalde y equipo que cuentan en su haber con una muy preocupante cifra de sentencias condenatorias por vulneración de derechos fundamentales, que ilustran su descarada falta de respeto hacia la actividad política y hacia sus indefensos vecinos. La sombra de la sospecha, en política, deslegitima de manera automática. Sólo hay un camino, una salida: dimisión.